Elisabeth Louise Vigée Le Brun

Elisabeth Louise Vigée Le Brun, nacida el 16 de abril de 1755 y fallecida el 30 de marzo de 1842, fue una destacada retratista francesa cuya obra tuvo un impacto significativo en el mundo del arte durante finales del siglo XVIII y principios del XIX. Nacida en París de padre artista, Louis Vigée, mostró un talento prodigioso para la pintura desde una edad temprana y rápidamente saltó a la fama dentro del medio cultural de su tiempo. Le Brun comenzó su carrera a una edad temprana, recibiendo orientación de su padre antes de establecer su propio estudio a la edad de 15 años. Pronto se reconocieron sus talentos artísticos y ganó una clientela que incluía miembros de la aristocracia y figuras notables de la Ilustración. . En particular, su mecenas más célebre fue la reina María Antonieta, a quien pintó en numerosas ocasiones, capturando no sólo la imagen de la reina sino también el espíritu de la época con elegancia y sensibilidad. A lo largo de su prolífica carrera, Vigée Le Brun pintó más de 600 retratos, retratando tanto a hombres como a mujeres con una suavidad y calidez que la diferenciaron de los estilos de retratos más formales de sus contemporáneos. Tenía una notable capacidad para halagar a sus modelos manteniendo al mismo tiempo una sensación de realismo, situándolos a menudo en paisajes exuberantes o interiores llenos de ricas telas y texturas. Su trabajo se caracteriza por sus colores luminosos, su elegante pincelada y su enfoque en capturar la personalidad y la vida interior de sus modelos. A pesar de la agitación de la Revolución Francesa, que la obligó a exiliarse debido a su asociación con la corte real, Vigée Le Brun continuó pintando y obteniendo encargos en toda Europa, incluso en Italia, Austria, Rusia e Inglaterra, donde fue bien recibida por diversas cortes reales y noblezas. A su regreso a Francia después de que el clima político había cambiado, la reputación de Vigée Le Brun como artista no disminuyó. Fue admitida en el Salón del Museo del Louvre y se convirtió en una de las primeras mujeres miembros de la Académie Royale de Peinture et de Sculpture. A lo largo de su vida, sus pinturas sirvieron como modelos influyentes para generaciones posteriores de artistas, especialmente en el ámbito del retrato. Además de sus contribuciones al retrato, Vigée Le Brun fue una pionera para las mujeres en las artes, superando las barreras de género que prevalecían en su época. Hoy en día, se la recuerda no sólo por su destreza artística sino también por su resiliencia y el importante papel que desempeñó en la configuración de la historia del arte europeo.